“Nuestras prácticas están impregnadas por cien años de historia de patronato”

Ese es el paradigma que intenta resolver la Dirección de Programas del Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia a través de distintas capacitaciones orientadas a los Operadores de Calle y su relación con los niños en situación de vulnerabilidad. La jornada en Necochea se realizó durante la mañana y la tarde de este viernes 16, en el Centro Cultural y con la organización de la Secretaría de Desarrollo Humano y Políticas Sociales municipal.

Una treintena de operadores de calle asistieron, entre la mañana y la tarde de este viernes 16, a una importante jornada de capacitación que se realizó en el Centro Cultural de Necochea con la organización de la Secretaría de Desarrollo Humano y Políticas Sociales, en su rol de ejecutora de políticas públicas que velen por la defensa de los distintos grupos en situación de vulnerabilidad que existen en el Distrito.

La actividad, de la que participo Jimena López, titular del área comunal, desembarcó en nuestro medio gracias a un trabajo articulado con la Dirección Provincial de Programas y Promoción Comunitaria del Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia.

En representación de esta institución, Pablo Cerdá y Leonardo Burgos fueron los responsables de llevar adelante una disertación que resultó muy positiva, sobre todo por la participación de los asistentes, quienes se notaron conmovidos en distintos momentos de la presentación y entusiasmados con la posibilidad de interactuar cada vez que se les solicitó, generando un ámbito de trabajo y aprendizaje auténtico.

“El operador, básicamente, es un adulto que trabaja con otro, que es un niño, a partir de una vinculación real y auténtica. Esa vinculación va a ser el insumo para poder, después, desplegar todas las estrategias que sean necesarias para garantizar la restitución de los derechos vulnerados”, explicó aprovechando un break Pablo Cerdá.

Sobre la importancia de esa construcción, el capacitador agregó que solo “a partir de una vinculación auténtica, real y de confianza con el niño vamos a poder constituirnos como un adulto referente y poder acompañarlo en un proceso en el que se vea qué es lo mejor para él y de qué manera lo incluimos y resolvemos esas situaciones de vulneración”.

Este tipo de capacitaciones programadas por la Provincia tiene por objetivo brindar un primer panorama con respecto al lugar que ocupa el programa. “Nosotros estamos parados en un marco normativo específico, que es la Ley de Promoción y Protección de Derechos N° 13.298, y esto no es poca cosa. Nos sitúa en un paradigma especial, vemos al otro como un sujeto de derecho y, a partir de ahí, se despliegan las acciones necesarias”.

Pero, traducido en términos más operativos para el que labura en la calle, “nosotros tenemos que ver al otro como una persona y como un sujeto histórico. Es decir, cada persona está en el lugar donde está porque fue condicionada por un montón de situaciones previas que derivaron en eso, ya sea el consumo, la adicción, la situación de calle o de violencia, las transgresiones a las normas o a la ley, todas estas cuestiones tienen un origen que está marcado fuertemente por la propia historia”, remarcó Cerdá.

“El operador, cuando se encuentra con el otro tiene que ser muy paciente, primero, en establecer un lazo de confianza y, segundo, poder tener la mayor cantidad de información posible de su historia para poder desplegar desde ahí todas las decisiones que tengan sentido con esa intervención. Porque ningún pibe es igual, por más que veamos dos pibes con situaciones parecidas, cada uno tiene su historia y hay que abordar a cada uno desde su historia para que la intervención realmente impacte donde tiene que impactar y dé resultado”, concluyó el disertante”.

Para finalizar subrayando la importancia de un cambio en la visión de quienes trabajan en la calle y sobre todo con niños, Cerdá enfatizó: “si bien estamos absolutamente convencidos de que el otro es un sujeto de derecho, nuestras prácticas están impregnadas por cien años de historia de patronato, donde se veía al otro como un objeto y se lo destinaba a decisiones del mundo de los adultos, sin que el pibe tenga voz”.

“Es fundamental, no vernos afuera de ese patronato, ver que nos atraviesa a nosotros como trabajadores y también como sociedad. Porque fueron cien años de prácticas de las políticas públicas que se dieron en ese sentido: viendo al otro como un objeto y al estado tutelando esos derechos, tutelando al otro y haciéndose cargo de su vida”.

“Este programa se para en otro lugar: ve al otro como una historia, lo considera una historia. Tiene en cuenta su palabra, lo escucha y se compromete a acompañarlo en un proceso de restitución de derechos”, remarcó el operador.

 

 

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